Rosalba Espinosa
Artista Visual
La historia profesional de Rosalba Espinosa puede contarse en formación, exposiciones, series, ideas y procesos. Es una artista que sabe de la importancia de la técnica en la expresión visual, pero también de la reflexión y la conceptualización como proceso, por eso es también considerada por muchos, como una artista contemporánea. Su obra versa sobre su interés no sólo en las otras artes (es ávida y aguda lectora de literatura) sino también, y últimamente, en los escenarios, contextos y tiempos actuales, en sus problemas, roles sociales y realidades.
Desde que se decidió por la creación ha cursado varios talleres independientes de pintura y dibujo dentro y fuera de México, entre ellos el de Bellas Artes y el Instituto Allende de San Miguel de Allende en Guanajuato, la Academia de Arte Ad'a y la Escuela Internacional de Gráfica de Arte IL Bisonte en Florencia, Italia, además de gestionar y producir varios talleres, grupos y experiencias en torno a la formación de las artes visuales e intelectuales. Muchos saben de su gran contribución a la cultura tapatía con la fundación del Salón Rojo, un espacio de convivencia y reflexión multidisciplinario.
Rosalba Espinosa ha participado en más de veinte exposiciones colectivas en varios de las más reconocidos galerías y museos de Guadalajara, en el resto de México y en Estados Unidos e Italia, y su obra ha formado parte en publicaciones, como en las portadas de “Tragaluz”, “Grafilia” e “Informarte”, además de cientos de menciones en medios de información nacionales e internacionales.
En el año 2000 fue “Las caras de mi cuerpo", su primera exposición individual en el Colegio de Arquitectos de Jalisco, una serie con referencia a su influencia literaria, a las imágenes surgidas de la experiencia estética y las múltiples fuentes de expresión a través de la imagen pictórica, tema que exploró también en 2002 con “Epistolario” en el Museo del Periodismo y las Artes Gráficas en Guadalajara; En 2004 en Casa Serrano en Lagos de Moreno (espacio de la Universidad de Guadalajara) y en “Registros de ruptura” en la Alianza Francesa de Guadalajara.
En 2005 la creadora llevó más allá su influencia literaria. A partir del libro "Las amantes" de Elfriede Jelinek surgió la serie también llamada “Las Amantes”, inaugurada en 2005 en el Centro Cultura Vallarta, detonador de una serie de pinturas con agregados directos desde la escritura (texturas y grafías) que aportaron evolución a “Cantos de silencio” en la Galería Chucho reyes de la Universidad de Guadalajara y en el Museo Histórico de San Miguel de Allende, también inauguradas en ese año. En 2006 miles pudieron observar “Mujer igual que tú” en los parabuses de Zapopan (dentro de la Zona Metropolitana tapatía) en el marco de un proyecto sociocultural.
El interés de Rosalba Espinosa por sus alrededores se notó más drásticamente a partir de 2009 con “Soñar… sí cuesta” una serie de dibujos intervenidos y de fuertes descargas eróticas, emotivas y violentas inaugurada en el Mezanine de Plaza Galerías, y fue en 2010 cuando exploró de lleno el entorno en el que convivimos, sus desastres y horrores con "Pérdida de la luz", serie de pinturas sobre la pederastia que la artista logró exponer (pese a varios intentos de censura) en la Casa de la Cultura del Bosque de Tlalpan y la Estación del metro La Villa-Basílica en ciudad de México, y en el Museo de las Artes de la Universidad de Guadalajara. Así como en El Palacio de Justicia del Estado de Jalisco, y en la Unidad Académica de Estudios Regionales de la UNAM, en Jiquilpan, Michoacán.
2012 significó una ruptura temática en la obra de Rosalba Espinosa, al presentar en Guadalajara su serie “Aritmética del dolor”, una íntima y poderosa visión de la violencia en México a causa del narcotráfico, pero no como una visión histórica plagada de cifras, sino como una crónica personal del dolor que causa la muerte a miles de personas alrededor del país: los rostros de los dolientes, pero también los rostros de los sicarios. Esta serie se presentó en varios lugares del país, como en Museo Taller José Clemente Orozco, en Guadalajara, Jalisco; Centro Cultural Ollin Yolizti, en Ciudad de México y en Centro de Arte Contemporáneo Emilia Ortiz, Tepic, Nayarit, y dio inicio a la exploración expresiva de Espinosa en torno a los rostros de la violencia.
En 2014 la violencia se tornó familiar, íntima y auto reflexiva en la muestra “Matrimonio con mortaja”, exhibida en el Museo del Periodismo y las Artes Gráficas de Guadalajara, y en el Centro de Arte Contemporáneo Emilia Ortiz de Tepic, Nayarit, donde, a partir de experiencias personales, la artista se pregunta por el detonante de la violencia física y emocional en una pareja de recién casados, quizás como metáfora del terrorismo que comienza desde adentro, en el seno familia, como una violencia que causa estragos a largo plazo, como un tema que no termina de conocerse, explorarse y, sobre todo, de expiarse.